Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid)

eObra más representativa del estilo Herreriano, incluso Purista, por ser imagen de las formas constructivas más puras y sobrias. La idea fue de Felipe II y su construcción. Su proyectista fue Juan Bautista de Toledo, al morir es sustituido por Juan de Herrera, que concluye la obra. Su construcción se plantea como conmemoración de la Batalla de San Quintín, ganada precisamente el día de San Lorenzo, admitiendo una finalidad múltiple: palacio, iglesia, panteón real y centro destinado a las artes y ciencias.

La planta es un amplio rectángulo del que solo sobresale el edificio dedicado a los aposentos reales o Palacio. A la entrada se abren en ambos lados sendos patios cuadrangulares, subdivididos a su vez en cuatro partes. Integrada en el centro del rectángulo se eleva la iglesia, con planta de cruz griega, con una magnífica cúpula. En su interior se sitúa el presbiterio, y bajo este el Panteón Real, de planta octogonal, decorado con mármoles jaspeados. Su concepción espacial es sobria y monumental, escon repetición de arcos, pilastras toscanas acanaladas, de gran ritmicidad, y bóvedas de cañón con lunetos.

El exterior sin ornamento alguno y del que sobresale el sentido robusto del muro desnudo de granito y, como único elemento dinamizador, las series repetitivas de ventanas, sencillas, adinteladas y carentes de decoración. Se creó así un ritmo reiterativo de volúmenes exteriores característico del herreriano. Presenta cuatro torres en los ángulos, y otras dos que flanquean la iglesia. Tejados típicos de la arquitectura de los Austrias, a base de pizarra a dos vertientes muy anguladas, buhardillas, y capiteles rematando las torres.

Características de esta arquitectura herreriana serán los piramidiones, que coronan los elementos altos de la construcción. Solo la fachada propiamente eedicha de entrada al edificio rompe ese sentido de severa austeridad escurialense. Formada por un amplio pórtico de dos cuerpos. El inferior presenta columnas dóricas; y el superior, jónicas, un nicho en el centro cobija la imagen de San Lorenzo.

Juan de Herrera durante la construcción de El Escorial: “Sobre todo no olvidéis lo que he dicho: simplicidad de formas, severidad en el conjunto, nobleza sin arrogancia, majestad sin ostentación”[1].

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[1] Arquitectura del renacimiento Peter Murray; traducción Juan Novella Domingo; Aguilar S.A. Ediciones; Madrid;  pág. 348.

Juan de Herrera (1530- 1597)

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Juan de Herrera, según un grabado del siglo XVIII.

Arquitecto español educado en humanidades y armas. Gracias a su condición de soldado tuvo la oportunidad de conocer países como Alemania, Flandes e Italia. Su inquietud por la cultura le adentró en el estudio de la filosofía, matemáticas, arte… Figura típica del Renacimiento con gran afán por las novedades. Su Discurso sobre la figura cúbica revela, sus conocimientos de geometría y matemáticas, y su participación en algunas de las campañas militares de Carlos I. Su apellido dio nombre a un estilo renacentista, el Herreriano.

En 1563 colaboró con Juan Bautista de Toledo en la construcción de El Escorial y, a la muerte de éste en 1567, le sucedió en la dirección de las obras. Herrera modificó y amplió los planos primitivos e intervino decisivamente en la ornamentación interior de la iglesia, así como en la concepción de la fachada del monasterio. En estas obras se encuentran las líneas maestras de su estilo, basado en la horizontalidad, uniformidad compositiva y sobriedad en la decoración, que se reduce al empleo ordenado de las formas constructivas y líneas arquitectónicas. Gracias al éxito que le procuró, fue elegido inspector de monumentos de la corona. Antes de la finalización de El Escorial en 1584, intervino en algunos proyectos, como la fachada sur del Alcázar de Toledo, en 1585 la catedral de Valladolid, obra de gran envergadura para la que ideó una estructura de enorme complejidad pero que quedó inconclusa.

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Estilo Herreriano

Supone la evolución del plateresco hacia el purismo clásico. Debe su nombre a su principal representante, Juan de Herrera, autor del Monasterio de El Escorial. Se utilizan los elementos clásicos, pero las proporciones no resultan equilibradas, se da el “orden gigante”. Es contemporáneo de los discípulos de Miguel Ángel y coincide con el manierismo europeo. Se caracteriza por su rigor geométrico, relación matemática entre elementos arquitectónicos, volúmenes limpios, predominio del muro y ausencia casi total de decoración. Conocido como estilo desornamentado o escurialense.

Antigua lonja de Sevilla, proyecto de Juan de Herrera

        Los edificios destacan por su horizontalidad. Presentan cubiertas de madera revestidas al exterior de pizarra y torres laterales, rematadas en chapiteles cónicos o piramidales, sensación de simetría. En otras ocasiones, no se busca tanto la horizontalidad como la voluminosidad. Empleado en la construcción de iglesias, con grandes fachadas, torres de planta cuadrangular y pesados contrafuertes. Se trata, en la mayoría de los casos, de obras de gran tamaño, que se imponen en su entorno e impresionan por su austeridad y aire monumental.

       En la decoración se reduce el empleo de formas geométricas básicas. Tal sobriedad surge como una respuesta al protestantismo, en consonancia con las directrices marcadas por el Concilio de Trento (1545–1563). Este estilo fue la arquitectura oficial de los Austrias a partir de Felipe II y se difundió rápidamente, no sólo por la Península Ibérica sino también por América.